¿Movimiento ficticio o estancamiento real?
Juanmi
juanmi@riseup.net
"No queremos una revolución punk, queremos que el punk esté en la revolución"
Las siguientes líneas son producto de un proceso de autocrítica, generado de la praxis de un activista en el movimiento anarkopunk, no es más ni menos que la opinión de alguien que sigue apostando a la contracultura como una compromiso de cambio social, pero que considera necesaria una autocrítica hacia dentro de la misma para que sea una herramienta para la lucha por el cambio social.
¿MOVIMIENTO O ESTANCAMIENTO?
Dentro del movimiento anarquista ha habido, a lo largo de su trayectoria, debates correspondientes a la organización, al rol que la misma deba tener, y sobre su situación o no como minoría activa dentro de la masa oprimida. El eje en el que busca situarse este escrito es el del ghetto anarcopunk frente a una realidad mucho más grande y compleja que la "escena" que es el mundo real, y a los intentos, logros y falencias por mantener a la contracultura dentro de las luchas sociales que se dan fuera de los conciertos y del ambiente subterráneo.
Partiremos por no dogmatizar al punk como un fenómeno politizado -lo cual daría para una discusión mucho más larga, harina de otro costal- e iremos a lo que nos interesa más, el movimiento anarcopunk, que busca hacer converger la ideología anarquista con la contracultura.
Dentro de los debates en torno al rol de la organización anarquista –o anarkopunk- destaca el cuestionamiento a la concepción etapista, de conformar una organización como experimento del ideario libertario, confrontada a la concepción autónoma, de crear esa organización dentro de la masa oprimida a través del accionar cotidiano.
El principal cuestionamiento de la segunda, es la posición de "vanguardia" por encima de la masa que puede llegar a tener cierto tipo de organizaciones anarquistas, de llegar a separarse de las luchas concretas de la clase explotada -luchas que deben generar un cuestionamiento social que sea originado de la praxis y a la vez la nutran de la teoría-, mientras que, por otra parte, los contrarios a la concepción etapista algunas veces caen en un "estilo de vida anarquista"(1) en el cual se pierden las posibilidades de emancipación colectiva en la búsqueda de la autonomía individual.
Se podría decir, de cierta manera, que el movimiento anarcopunk podría ser blanco de ambas críticas: Por una parte, muchas veces se edifica dentro de un ghetto que está al margen de las luchas sociales de su entorno, y llega a caer en la conformidad de buscar solo la construcción de una "escena" que como una burbuja, se va alejando cada vez más de los problemas cotidianos de las clases oprimidas.
NI DIOS NI AMO NI ESCENA!
El punk cuestionó conceptos como "arte", "creación" y "estrella", buscando abolir el concepto de estrella del rock, ese genio creador dueño de la verdad, casi tocado por el don divino de hacer arte, al cual sólo tienen acceso unos cuantos privilegiados. De ahí se originaron las primeras expresiones de esa contracultura, que puede haber naufragado en algún momento, tal vez por su comercialización, o por la falta de propuestas propias y la carencia de vínculos políticos a un proceso más grande de cambio social. A pesar de su criticismo, esa misma irreverencia se convirtió en establecimiento, el movimiento se estancó, y quizás por eso se podría decir que está muerto. Los conciertos se volvieron un reflejo micro de la sociedad, con sus estrellas, sus poses y su estética bien definidas; la autogestión se volvió un mecanismo de aceptación, de ahí las "distris" que aparecieron tan rápido como se esfumaron, otras se volvieron pequeñas empresas con los mismos parámetros que cualquier casa discógrafica, regidas por la demanda del mercado punk. La discusión ideológica quedó bloqueada por el ruido de los acordes. La preocupación por construir una escena libre y libertaria obvió que afuera del local había gente que sigue siendo oprimida día a día por la maquinaria capitalista, demasiado como para preocuparse por un grupo de jóvenes con pelos parados. Quizás llegamos a pensar que nuestro ruido convocaría a todos los oprimidos, o que algún día encontrarían la respuesta a todos sus problemas en un disco de Sin Dios. Y así nos separamos del resto de la sociedad, construimos nuestra pequeña cúpula desde la cual veíamos una realidad totalmente distorsionada, y aún así pretendíamos ofrecer alternativas.
CONSTRUYENDO FUERA DE LA ESCENA
No todas quedaron adormecidos con el estancamiento del punk -y del anarcopunk- algunos hasta se olvidaron de la etiqueta, y se metieron en la "población" a hacer un programa de radio(2), nuclearon un colectivo anarquista en su universidad o le regalaron un folleto de Zerzan a algún vecino con el que conversaban a menudo. De los conciertos hicieron una celebración para toda la gente del barrio y de la autogestión permitieron sustentar otros proyectos de propaganda libertaria.
Quizás esa sea una manera de acabar con la "escena", de salir de ese ghetto alejado de la realidad, vinculando la contracultura a los procesos de cambio social que se estén generando en nuestra comunidad. Entendiendo la autogestión no como un pasatiempo, sino como un camino para la construcción autónoma en nuestras comunidades. El error quizás estuvo en que vimos la contracultura como un fin, y ahora es necesario entenderla como un medio para la construcción de una sociedad libre, como una herramienta para potenciar otras luchas que están sucediendo aquí y ahora.
Es necesario romper el cerco que nosotros mismos creamos con el resto de la sociedad y reforzar ese tejido a través de la autogestión como un ejercicio cotidiano.
1 ver Murray Bookchin "Lifestlye anarchism or social anarchism: an undridgeable chasm"
2 como es el hermoso ejemplo de la conciencia social de los anarkopunks chilenos en la toma de peñalolen
juanmi@riseup.net
"No queremos una revolución punk, queremos que el punk esté en la revolución"
Las siguientes líneas son producto de un proceso de autocrítica, generado de la praxis de un activista en el movimiento anarkopunk, no es más ni menos que la opinión de alguien que sigue apostando a la contracultura como una compromiso de cambio social, pero que considera necesaria una autocrítica hacia dentro de la misma para que sea una herramienta para la lucha por el cambio social.
¿MOVIMIENTO O ESTANCAMIENTO?
Dentro del movimiento anarquista ha habido, a lo largo de su trayectoria, debates correspondientes a la organización, al rol que la misma deba tener, y sobre su situación o no como minoría activa dentro de la masa oprimida. El eje en el que busca situarse este escrito es el del ghetto anarcopunk frente a una realidad mucho más grande y compleja que la "escena" que es el mundo real, y a los intentos, logros y falencias por mantener a la contracultura dentro de las luchas sociales que se dan fuera de los conciertos y del ambiente subterráneo.
Partiremos por no dogmatizar al punk como un fenómeno politizado -lo cual daría para una discusión mucho más larga, harina de otro costal- e iremos a lo que nos interesa más, el movimiento anarcopunk, que busca hacer converger la ideología anarquista con la contracultura.
Dentro de los debates en torno al rol de la organización anarquista –o anarkopunk- destaca el cuestionamiento a la concepción etapista, de conformar una organización como experimento del ideario libertario, confrontada a la concepción autónoma, de crear esa organización dentro de la masa oprimida a través del accionar cotidiano.
El principal cuestionamiento de la segunda, es la posición de "vanguardia" por encima de la masa que puede llegar a tener cierto tipo de organizaciones anarquistas, de llegar a separarse de las luchas concretas de la clase explotada -luchas que deben generar un cuestionamiento social que sea originado de la praxis y a la vez la nutran de la teoría-, mientras que, por otra parte, los contrarios a la concepción etapista algunas veces caen en un "estilo de vida anarquista"(1) en el cual se pierden las posibilidades de emancipación colectiva en la búsqueda de la autonomía individual.
Se podría decir, de cierta manera, que el movimiento anarcopunk podría ser blanco de ambas críticas: Por una parte, muchas veces se edifica dentro de un ghetto que está al margen de las luchas sociales de su entorno, y llega a caer en la conformidad de buscar solo la construcción de una "escena" que como una burbuja, se va alejando cada vez más de los problemas cotidianos de las clases oprimidas.
NI DIOS NI AMO NI ESCENA!
El punk cuestionó conceptos como "arte", "creación" y "estrella", buscando abolir el concepto de estrella del rock, ese genio creador dueño de la verdad, casi tocado por el don divino de hacer arte, al cual sólo tienen acceso unos cuantos privilegiados. De ahí se originaron las primeras expresiones de esa contracultura, que puede haber naufragado en algún momento, tal vez por su comercialización, o por la falta de propuestas propias y la carencia de vínculos políticos a un proceso más grande de cambio social. A pesar de su criticismo, esa misma irreverencia se convirtió en establecimiento, el movimiento se estancó, y quizás por eso se podría decir que está muerto. Los conciertos se volvieron un reflejo micro de la sociedad, con sus estrellas, sus poses y su estética bien definidas; la autogestión se volvió un mecanismo de aceptación, de ahí las "distris" que aparecieron tan rápido como se esfumaron, otras se volvieron pequeñas empresas con los mismos parámetros que cualquier casa discógrafica, regidas por la demanda del mercado punk. La discusión ideológica quedó bloqueada por el ruido de los acordes. La preocupación por construir una escena libre y libertaria obvió que afuera del local había gente que sigue siendo oprimida día a día por la maquinaria capitalista, demasiado como para preocuparse por un grupo de jóvenes con pelos parados. Quizás llegamos a pensar que nuestro ruido convocaría a todos los oprimidos, o que algún día encontrarían la respuesta a todos sus problemas en un disco de Sin Dios. Y así nos separamos del resto de la sociedad, construimos nuestra pequeña cúpula desde la cual veíamos una realidad totalmente distorsionada, y aún así pretendíamos ofrecer alternativas.
CONSTRUYENDO FUERA DE LA ESCENA
No todas quedaron adormecidos con el estancamiento del punk -y del anarcopunk- algunos hasta se olvidaron de la etiqueta, y se metieron en la "población" a hacer un programa de radio(2), nuclearon un colectivo anarquista en su universidad o le regalaron un folleto de Zerzan a algún vecino con el que conversaban a menudo. De los conciertos hicieron una celebración para toda la gente del barrio y de la autogestión permitieron sustentar otros proyectos de propaganda libertaria.
Quizás esa sea una manera de acabar con la "escena", de salir de ese ghetto alejado de la realidad, vinculando la contracultura a los procesos de cambio social que se estén generando en nuestra comunidad. Entendiendo la autogestión no como un pasatiempo, sino como un camino para la construcción autónoma en nuestras comunidades. El error quizás estuvo en que vimos la contracultura como un fin, y ahora es necesario entenderla como un medio para la construcción de una sociedad libre, como una herramienta para potenciar otras luchas que están sucediendo aquí y ahora.
Es necesario romper el cerco que nosotros mismos creamos con el resto de la sociedad y reforzar ese tejido a través de la autogestión como un ejercicio cotidiano.
1 ver Murray Bookchin "Lifestlye anarchism or social anarchism: an undridgeable chasm"
2 como es el hermoso ejemplo de la conciencia social de los anarkopunks chilenos en la toma de peñalolen
2 Comments:
Esto no se trata de crear una "escena" anarkopunk, como hemos venido
gastando fuerzas, es verdad, se trata de romper los limites de los pequeños
grupos donde nos desenvolvemos y llegar a la verdadera realidad, la que nos
rodea y vivimos dia tras dia. Se trata de usar la contracultura anarkopunk
como medio para lograr un cambio, no como fin.
juanpablo
klArOp...
Ay Q CamBiAr A La SoCiEDAd POr MEdio Dl EspAciOs pUbLiCitArIoS...
Ay Q llEgAr A La VerDAd Q eL MUnDo Y lAS MAsaS FaScIStAs NoS OcuLtAn COn EstuPidOs InVenTOs...
No t RiNdAs,AdElAntE!!!!!!!!!!
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